Moneo en Rezola

Para celebrar el acto culminante del X Aniversario del Museum Cemento Rezola, el pasado martes 4 de octubre, Rafael Moneo acudió invitado para dar una charla y estrenar al mismo tiempo la última exposición temporal, dedicada precisamente a la Iglesia de Riberas de Loiola. Entre los presentes, aparte de los anfitriones de la empresa y representantes políticos de distintos grupos municipales, bastante prensa, algunos directores de museos guipuzcoanos, varias cabezas visibles de arquitectos donostiarras, buena parte del departamento de expresión gráfica de nuestra escuela y 3 alumnos, entre los cuales aquí un servidor.

Fotografía: Jonathan Chanca

Superadas las presentaciones y los agradecimientos, Moneo inició un discurso muy similar al que ya pronunciara en la inauguración de IESU, aunque esta vez se escuchara mucho más nítido por el formato más familiar de la reunión. En cualquier caso, siempre es un placer atender las palabras cuantas veces haga falta, de un hombre tan extraordinariamente culto en todo lo que cuenta. Fue toda una lección magistral de cómo contar un proyecto desde su génesis hasta su materialización. Insistió una vez más en las referencias a Chillida y Oteiza y aprovechó la presencia del sr. Alcalde, para explicarle de primera mano la pacífica convivencia entre el uso comercial y el religioso que se integran en el edificio. Podéis (por no decir debéis) escuchar íntegramente la conferencia en el siguiente enlace. Son 40 minutos intensos que tendréis bien invertidos:

Descargar el archivo -> Podcast-REZOLA_RafaelMoneo.mp3 (14 MB)

Destaco un extracto de la ponencia cuyo mensaje a mi particularmente me llena de manera especial: cuando uno vuelve a las fotos de las obras en construcción y ve los momentos por los que se ha pasado, dice ¿cómo he tenido yo el coraje de poner en marcha todo esto?. Es decir, hay un momento en que el esfuerzo que se deposita en una obra, se siente más en los compases intermedios que al final. En estos momentos el templo de Riberas ha adquirido una autonomía y tiene una claridad en sí misma, que ignora el sacrificio que hay depositado en ello. Si ahora viéramos el esfuerzo empleado en una catedral gótica, quedaríamos realmente sorprendidos. Antes esos esfuerzos se depositaban por sumisión al poder o por auténtica fe; hoy son unos esfuerzos cuyo costo se sabe y uno se pregunta, ¿cómo en algún momento yo he sido capaz, o los demás han sido capaces de asumir todo este trabajo?. Seguramente es una reflexión que puede extenderse a todos los momentos de una construcción.

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